Dinastía de Nassau-Orange & Stuart

Familia reinante en Escocia (1371-1714) y en toda Gran Bretaña (1603-1714). En sus orígenes era una familia noble de Escocia, que se disputaba el poder con los clanes rivales de los Bruce y los Baliol. Consiguieron la realeza con Roberto II (1316-90), que recibió el Trono a la muerte del hermano de su madre, David II Bruce, en 1371. Desde 1388, dada su avanzada edad, dejó la regencia a su segundo hijo, Roberto, duque de Albany (?-1420), quien la mantuvo durante el reinado de su hermano mayor, Roberto III (1337-1406), por enfermedad de éste.

La muerte del rey en 1406 otorgó de nuevo el poder a Albany hasta 1420, pues el heredero del Trono, Jacobo I (1394-1437) había sido capturado aquel mismo año por los ingleses cuando viajaba hacia Francia para evitar morir asesinado como su hermano David. Ni Roberto ni su hijo Murdoch, que le sucedió como regente, hicieron nada por liberar a Jacobo, el cual permaneció 18 años en poder de los ingleses; durante ese tiempo recibió una excelente educación. Desde que regresó a Escocia en 1424 abrió un periodo de tregua en los continuos enfrentamientos con Inglaterra, que le sirvió para reforzar el poder real frente a los nobles y reorganizar la administración siguiendo el modelo inglés. Murió asesinado por un pariente suyo.

Le sucedieron su hijo Jacobo II (1437-60) y su nieto Jacobo III (1451-88). Su matrimonio con la hija del rey de Dinamarca permitió un acercamiento a ese reino, gracias al cual pudo Escocia anexionar las islas Órcadas y Shetland (1472). Hubo de hacer frente a la rebeldía de los nobles, que le encerraron en el castillo de Edimburgo en 1482; de allí vino a liberarle su hermano Alejandro, duque de Albany (1454-85), quien usurpó brevemente el poder hasta 1483.

Jacobo III murió en combate contra una nueva rebelión nobiliaria que, en 1488, había proclamado rey a su primogénito Jacobo IV (1473-1513).
Jacobo IV de Escocia
Jacobo IV de Escocia

 

Tras reprimir la rebelión aristocrática, volvió a la tradición escocesa de combatir contra los ingleses. No obstante, en 1503 quiso sellar la paz casándose con Margarita Tudor, hija de Enrique VII de Inglaterra. De esa unión procederá la legitimidad dinástica reivindicada por los Estuardo para acceder al Trono inglés en el siglo XVII. Eso no evitó posteriores enfrentamientos, que culminaron en la batalla de Flodden (1513), en la que murieron tanto el rey como la mayoría de los nobles escoceses.

Le sucedieron su hijo Jacobo V (1512-42) y su nieta María I (1542-87), que fue reina de Escocia desde el mismo año de su nacimiento y reina consorte de Francia por su matrimonio con Francisco II entre 1559 y 1560. Se mantuvo fiel al catolicismo, pero tolerante con los predicadores protestantes (como John Knox), en medio de los conflictos que dividían al país a propósito de la Reforma. Se casó en 1565 con un primo suyo, al que se decía que hizo asesinar para casarse tres meses después con el presunto asesino; en todo caso, este matrimonio fue utilizado como pretexto para una rebelión protestante, que le obligó en 1567 a abdicar en su hijo de un año. Huyó a Inglaterra, donde Isabel I la mantuvo encerrada por temor a que pudiera reclamar algún derecho a su Trono; hubo, en efecto, conspiraciones para cambiar a Isabel por María como reina de Inglaterra, una de las cuales fueron descubiertas y llevó a Isabel a ejecutarla.

Jacobo VI de Escocia y I de Inglaterra e Irlanda
Jacobo VI de Escocia y I de Inglaterra e Irlanda

Entretanto, su hijo Jacobo VI (1566-1625) fue educado en el protestantismo y en la noción de un poder monárquico limitado; no obstante, consiguió imponer el orden en Escocia desde que se hizo cargo personalmente del gobierno en 1578. En 1603 unificó bajo su Corona la totalidad de las islas Británicas, al convertirse también en rey de Inglaterra e Irlanda con el nombre de Jacobo I (1603-25), como heredero más cercano de Isabel I.

Empeñado en afirmar la monarquía absoluta de derecho divino (sobre la cual teorizó en sus escritos), Jacobo I mantuvo unas relaciones difíciles con el Parlamento inglés (Gran Protesta, 1621). También ejerció un exclusivismo religioso como cabeza de la Iglesia de Inglaterra, provocando la rebelión de los católicos (Conspiración de la Pólvora, 1605) y la huida de los puritanos hacia Holanda y América (adonde llegaron a bordo del Mayflower en 1620 los «padres peregrinos» que fundarían la colonia de Massachusetts). Fracasó asimismo en la política exterior, enemistándose con todos los contendientes en la Guerra de los Treinta Años. Más acertado en el plano cultural, fue protector de William Shakespeare.

Carlos I de Inglaterra, Escocia e Irlanda
Carlos I de Inglaterra, Escocia e Irlanda

Le sucedió su hijo Carlos I (1600-49), cuya terca defensa de la autoridad real contra el Parlamento llevó a una guerra civil (1642). Derrotado por las fuerzas de Cromwell, acabó decapitado y dio paso a la única experiencia republicana de la historia británica (1649-60). Su hijo Carlos II (1630-85) fue restablecido en el Trono en 1660 tras la muerte de Cromwell. No obstante, no consiguió recuperar los poderes de un rey absoluto, afirmándose definitivamente en su reinado la monarquía parlamentaria británica. Le sucedió su hermano menor Jacobo II (1633-1701), quien fracasó en el intento de restablecer el catolicismo en Inglaterra. La resistencia de la Iglesia anglicana y de los líderes de los partidos parlamentarios llevó a éstos a pedir la intervención del estatúder holandés Guillermo de Orange para defender la hegemonía protestante en Inglaterra; éste desembarcó en la isla en 1688 y destronó a Jacobo, que era su suegro, ocupando el Trono inglés con el nombre de Guillermo III, junto con su esposa, María II Estuardo (1662-94).

Al morir Guillermo en 1702, ocupó el Trono inglés la última reina de la dinastía Estuardo, Ana I (1665-1714), segunda hija de Jacobo II. Bajo su reinado, la unión personal que los Estuardo habían realizado de las Coronas inglesa y escocesa se hizo constitucional por la Ley de Unión (1707), que hizo nacer oficialmente el Reino Unido de Gran Bretaña. Previamente, al morir el último de sus 17 hijos, Ana había firmado la Ley de Establecimiento (1701), en virtud de la cual, al morir la reina, el Trono inglés pasó a sus parientes protestantes más directos, que resultaron ser los Hannover.

No obstante, su hermano Jacobo Francisco Eduardo, llamado el Caballero de San Jorge (1688-1766) mantuvo sus aspiraciones al Trono británico desde la muerte de su padre, Jacobo II. Fue excluido de la sucesión por su fe católica, aunque Luis XIV de Francia le reconoció como rey legítimo de Inglaterra y Escocia en 1703. En el marco de la Guerra de Sucesión Española, que enfrentaba a Inglaterra con Francia, sus partidarios (los jacobitas) se sublevaron en Escocia, donde fracasó un intento de desembarco del pretendiente en 1715.

María II, Princesa de Orange, (1662-1694), Reina de Inglaterra y de Escocia de (1689 a 1694)

María II de Inglaterra, Escocia e Irlanda
María II, Princesa de Orange, Reina de Inglaterra y de Escocia

María Estuardo. Nació el 30 de abril de 1662 en el palacio de St. James, Londres, Inglaterra. Hija de Jacobo, Duque de York, futuro Jacobo II y VII, y de su primera esposa, Lady Anne Hyde. El tío de María era el Rey Carlos II, quien gobernó los tres reinos: Inglaterra, Escocia e Irlanda. A pesar de que su madre tuvo ocho hijos, todos a excepción de María y su hermana Ana murieron muy jóvenes, y el Rey no tuvo hijos legítimos. En consecuencia, la mayor parte de su infancia, María fue segunda en la línea al trono después de su padre. El Duque de York se convirtió al catolicismo en 1668 o 1669, pero María y Ana fueron criadas como protestantes, de conformidad con el mandato de Carlos II. Fueron trasladadas a sus propios departamentos en el palacio de Richmond, donde fueron criadas por su institutriz Lady Frances Villiers, con sólo ocasionales visitas para ver a sus padres en St. James o a su abuelo Lord Clarendon en Twickenham. La educación de María, se limitó en gran medida a la música, danza, dibujo, francés, inglés e instrucción religiosa. Su madre murió en 1671, y su padre volvió a casarse en 1673, teniendo como segunda esposa a María de Módena, una católica, sólo cuatro años mayor que María. A la edad de quince años, María, estaba desposada con su primo el estatúder protestante de Holanda, Guillermo de Orange, hijo de la difunta hermana del Rey, María, Princesa Real, y por lo tanto cuarto en la línea de sucesión después de que Jacobo, María, y Ana. El Duque de York aceptó el matrimonio, tras la presión del gobierno y suponiendo erróneamente podría mejorar la popularidad de Jacobo entre los protestantes. Cuando Jacobo le dijo a María que se casaría con su primo, «lloró toda la tarde y todo el día siguiente». La pareja se casó en el palacio de St. James el 04 de noviembre de 1677. María acompañó a su marido a través de un mar agitado, de regreso a los Países Bajos ese mismo mes. El 14 de diciembre, hicieron la entrada formal a La Haya en una gran procesión. La naturaleza animada y agradable de María la hizo popular entre el pueblo holandés, y su matrimonio con un Príncipe protestante fue muy popular en Gran Bretaña. Pocos meses después del matrimonio, María estaba embarazada. Sin embargo, en una visita a su marido en la ciudad fortificada de Breda, sufrió un aborto involuntario, que pudo haberla dejado permanentemente incapacitada para tener hijos. Su falta de hijos sería la mayor fuente de infelicidad en su vida. A la muerte de Carlos II sin descendencia legítima, en febrero de 1685, el Duque de York se convirtió en el Rey Jacobo II de Inglaterra e Irlanda y Jacobo VII de Escocia. María estaba jugando a las cartas cuando su marido le informó sobre el ascenso de su padre, y que ella era la presunta heredera. Descontentos, los nobles y políticos protestantes estaban en contacto con el esposo de María ya en 1686. La alarma entre los protestantes aumentó cuando la Reina, María de Módena, dio a luz a un hijo en junio de 1688, un futuro Rey católico. Guillermo y el ejército holandés, sin María, que se quedó en los Países Bajos , invadió la isla el 05 de noviembre. El descontento ejército inglés y la armada inglesa se unieron a Guillermo, y el 11 de diciembre derrocaron al Rey Jacobo, quien intentó huir, pero fue interceptado. Un segundo intento de fuga, el 23 de diciembre fue exitoso. Guillermo permitió la huida del Rey a Francia, donde vivió en el exilio hasta su muerte. María viajó a Inglaterra después de Año Nuevo. En enero de 1689, el Parlamento fue convocado y se generó un gran debate. Un grupo dirigido por Lord Danby sostenía que María debía ser el único Monarca, mientras que Guillermo y sus partidarios insistían en que el marido no podría estar sujeto a su esposa. Por su parte, María deseaba ceder el lugar a su esposo. El 13 de febrero de 1689, el Parlamento aprobó la Declaración de Derechos, en el que se consideraba que Jacobo, al tratar de huir el 11 de diciembre de 1688, había abdicado el gobierno del Reino, y que el trono había quedado vacante. El Parlamento ofreció la corona a Guillermo y María como Soberanos conjuntos. El obispo de Londres, Henry Compton, coronó a Guillermo y María en la Abadía de Westminster el 11 de abril de 1689. El mismo día, la Convención de los estados de Escocia, que era mucho más dividida que el Parlamento inglés, finalmente declaró que Jacobo no era el Rey de Escocia, y que Guillermo y María serían Soberanos conjuntos. El 11 de mayo, Guillermo y María aceptaron formalmente la corona escocesa. En diciembre de 1689, el Parlamento aprobó uno de los documentos constitucionales más importantes en la historia de Inglaterra, la Declaración de Derechos. Esta medida declaró, entre otras cosas, que el Soberano no podía suspender las leyes aprobadas por el Parlamento, imponer impuestos sin el consentimiento parlamentario, levantar un ejército permanente en tiempo de paz sin el consentimiento parlamentario, negar el derecho a portar armas a los súbditos protestantes, interferir indebidamente en las elecciones parlamentarias, exigen fianzas excesivas, o infligir tratos crueles o castigos inusuales. Desde 1690 en adelante, Guillermo estuvo a menudo ausente de Inglaterra. María administraba el gobierno del Reino con el asesoramiento de un Consejo de Gabinete de nueve miembros. Ana se había peleado con Guillermo y María por cuestiones de dinero, y la relación entre las dos hermanas se habían tensado. Cuando su marido estaba en Inglaterra, María se abstenía de intervenir en asuntos políticos. Ella demostró ser una gobernante firme, ordenando el arresto de su propio tío, Henry Hyde, 2do Conde de Clarendon, por conspirar para restaurar Jacobo II en el trono. A finales de 1694, la Reina contrajo la viruela, muriendo en el palacio de Kensington poco después de medianoche del 28 de diciembre. Guillermo quedó devastado por su muerte, El 05 de marzo, fue sepultada en la Abadía de Westminster. Tras la muerte de María II, Guillermo III siguió gobernando como Rey. Como la pareja no tenía hijos, su cuñada Ana, era la heredera al trono. Por tal motivo, el Parlamento aprobó la Ley de Sucesión en 1701, que establecía que luego de Ana, la Corona iría a su pariente más cercano protestante, Sofía de Hannover, y sus herederos protestantes. Cuando Guillermo III murió en 1702, fue sucedido por Ana, y ella a su vez fue sucedida por el hijo de la difunta Electora de Hannover, Sofía, Jorge I.

 Guillermo III, Príncipe de Orange, 1650-1702, Rey de Inglaterra y de Escocia de 1689 a 1702

 (Guillermo de Orange) Estatúder de Holanda y rey de Inglaterra (La Haya, 1650 – Londres, 1702). El príncipe de Orange era hijo póstumo de Guillermo II de Nassau (que había sido estatúder en 1647-50). En 1672 fue elegido estatúder de las Provincias Unidas del norte de los Países Bajos, cargo equivalente al de rey.

Guilermo III de Orange
Guillermo III de Orange

 

Nada más acceder al poder hubo de afrontar una guerra contra las dos potencias europeas vecinas, Inglaterra y Francia. Consiguió la retirada del ejército francés que había invadido Holanda (1672-73) y la paz con Inglaterra (1674). Mediante su matrimonio con la hija del heredero de los Estuardo (el futuro rey Jacobo II de Inglaterra) en 1677, invirtió las alianzas, formando una coalición europea opuesta a la hegemonía de la Francia de Luis XIV, a la que obligó a garantizar la independencia de los Países Bajos (Paz de Nimega, 1678).

Sin embargo, Guillermo habría de traicionar a su suegro, el católico Jacobo II, cuando éste se vio confrontado en su país a la oposición de la Iglesia anglicana y de los protestantes que dominaban el Parlamento; éstos llamaron en su ayuda a Guillermo, quien no dudó en desembarcar con su ejército en Torbay y ponerse al frente de la «Gloriosa Revolución» inglesa de 1688.

Aquella revolución, de inspiración protestante, parlamentaria y whig, destronó a Jacobo II ante el temor a ver consolidarse en el Trono inglés a una dinastía católica y tendente a imitar el absolutismo francés; los rebeldes coronaron en su lugar a Guillermo III, que podía alegar derechos al Trono tanto por ser nieto (por parte de madre) de Carlos I de Inglaterra como por estar casado con María Estuardo.

No obstante, para asentarse en el Trono inglés (que por entonces llevaba ya unidos los de Escocia e Irlanda), hubo de completar la victoria sobre los jacobitas (católicos partidarios de Jacobo II), especialmente fuertes en Irlanda; derrotados en la batalla de Boyne (1690), los católicos capitularon en Limerick (1692).

Ana I, (1665-1714), Reina de Inglaterra en 1702, Reina de Gran-Bretaña e Irlanda de (1707-1714)

Reina de Inglaterra y Escocia que unificó ambos reinos (Londres, 1665-1714). Hija de Jacobo II, fue educada en la religión anglicana a pesar de las convicciones católicas que le habían costado el Trono a su padre, y anglicana permaneció durante toda su vida. Fue casada con el príncipe Jorge de Dinamarca, con quien tuvo 17 hijos, todos ellos muertos en la niñez.

ana-i-de-inglaterra
Ana I, Reina de Inglaterra, Reina de Gran Bretaña e Irlanda

 

En 1702 fue llamada a ocupar el Trono de Inglaterra e Irlanda, tras la muerte de su cuñado, Guillermo III de Orange. Durante los primeros años de su reinado permaneció bajo la influencia del duque de Marlborough y se orientó hacia el partido whig; a partir de 1710, rotas las relaciones con Marlborough, la reina empezó a apoyarse más en los tories.

Entre las realizaciones más duraderas de su reinado cabe destacar la Ley de Unión de 1707, que unificaba políticamente a Inglaterra con Escocia, creando la Gran Bretaña. En cuanto a la política exterior, estuvo marcada por el enfrentamiento con Francia en la Guerra de Sucesión Española; como resultado de sus éxitos en ese conflicto, Inglaterra obtuvo, por el Tratado de Utrecht (1713), Gibraltar, Menorca, Terranova y Acadia, además de erigirse en árbitro del nuevo equilibrio europeo. Tras su muerte sin herederos directos, la Corona pasó a la casa de Hannover, en la persona de Jorge I.

Deja un comentario